martes, 23 de febrero de 2010

EL CUERPO VITAL- PREFACIO - en vímeo y en you tube -


EL CUERPO VITAL

por Max Heindel

THE ROSICRUCIAN FELLOWSHIP


La escuela de Sabiduría Occidental enseña como precepto fundamental que “todo desarrollo oculto comienza en el cuerpo vital” como lo ha expresado Max Heindel, iniciado de la Orden Rosacruz.
Por lo tanto, con el fin de presentar de una manera concisa y comprensible toda la información importante que el fundador de la fraternidad Rosacruz comunicó en sus múltiples escritos –cartas, lecciones y libros-, respecto al vehículo etérico, publicamos en un volumen todo este material compilado. Tanto para el lego en las enseñanzas ocultas, como para el estudiante adelantado, creemos que esta información será de mucho valor práctico.
Un núcleo de estudiantes de la Escuela de Sabiduría Occidental, con amor y abnegación han sacrificado su tiempo y sus esfuerzos en la preparación de este material para su publicación, y hacen votos para que cada ejemplar de este libro lleve un mensaje de luz e inspiración al aspirante espiritual que se empeñe en seguir el camino de Cristo.
ÍNDICE DE MATERIAS

Prefacio

Introducción

parte 1 - EVOLUCIÓN PASADA DEL CUERPO VITAL DEL HOMBRE

Capítulo I DURANTE PERÍODOS Y REVOLUCIONES

Capítulo II EVOLUCIÓN PASADA DEL CUERPO VITAL DEL HOMBRE

parte 2 - EL CUERPO VITAL DEL HOMBRE EN LA ÉPOCA ARIA ACTUAL

Capítulo III SU NATURALEZA Y SUS FUNCIONES

Capítulo IV SALUD Y ENFERMEDAD

Capítulo V SUEÑO Y ENSUEÑOS

Capítulo VI LA MUERTE Y LOS MUNDOS INVISIBLES

Capítulo VII HACIA EL RENACIMIENTO

Capítulo VIII LOS NIÑOS


parte 3 - EL CUERPO VITAL DE LOS ANIMALES Y DE LAS PLANTAS

Capítulo IX SU NATURALEZA Y SUS FUNCIONES

parte 4 - RELACIÓN DEL CUERPO VITAL CON EL DESARROLLO ESPIRITUAL

Capítulo X UN FACTOR IMPORTANTE

Capítulo XI EFECTO DE LAS ORACIONES, DE LOS RITUALES Y DE LOS EJERCICIOS

Capítulo XII LA INICIACIÓN ANTIGUA

Capítulo XIII DESARROLLO POSITIVO Y NEGATIVO

parte 5 - EL CUERPO VITAL DE JESÚS

Capítulo XIV UN VEHÍCULO PARA EL CRISTO

del libro "El Cuerpo Vital", de Max Heindel

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INTRODUCCIÓN - en vímeo y you tube -



La Filosofía Rosacruz, enseña que el hombre es un triple Espíritu que posee una mente, gobernando con ella un triple cuerpo, que emanó de sí mismo para adquirir experiencia. Este triple cuerpo el Espíritu lo transforma en una triple alma, de la cual se nutre elevándose así de la impotencia a la omnipotencia. El Espíritu Divino emana de sí mismo el cuerpo denso, extrayendo como fruto el Alma Consciente; el Espíritu de Vida emana de sí mismo el cuerpo vital, extrayendo como fruto el alma Intelectual, el Espíritu Humano emana de sí mismo el cuerpo de deseos, extrayendo como fruto el Alma Emocional. El cuerpo vital está formado de éter y compenetra el cuerpo visible, asimismo como el éter compenetra todas las cosas, con la única excepción que el ser humano especializa una mayor cantidad de éter universal. El cuerpo etérico es nuestro instrumento para especializar la energía vital del sol.
La Filosofía Rosacruz enseña también que nuestro esquema evolutivo prosigue a través de cinco de los siete Mundos o estados de materia (Físico, del Deseo, del Pensamiento, Mundo del Espíritu de Vida, Mundo del Espíritu Divino), en siete grandes Períodos de Manifestación (de Saturno, Solar, Lunar, Terrestre, de Júpiter, de Venus y de Vulcano), a través de los cuales los Espíritus Virginales, o la vida evolucionante, se convierten primero en hombres y finalmente en Dioses. Ahora estamos en el cuarto, o Período Terrestre, que se divide en siete Revoluciones, y también en siete Épocas: la Polar, Hiperbórea, Lemúrica, Atlante y Aria, además vendrá la Época Galilea y el Reino de Dios (ver el concepto Rosacruz del Cosmos, págs. 155-311). Al comienzo del Período de Saturno doce grandes Jerarquías Creadoras estaban activando el trabajo de la Evolución. Dos de esas Jerarquías
ejecutaron algunos trabajos al principio para ayudar y después se retiraron de la existencia limitada a la liberación. Otras tres jerarquías Creadoras las siguieron al principio del Período Terrestre –los Señores de la Llama, los Querubines y Serafines- quedando siete Jerarquías en servicio activo cuando empezó el Período Terrestre: los Señores de la Sabiduría, los Señores de la Individualidad, los Señores de la Forma, los Señores de la Mente, los Arcángeles, los Ángeles y los Espíritus Virginales.

del libro "El Cuerpo Vital", de Max Heindel
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EVOLUCIÓN PASADA DEL CUERPO VITAL DEL HOMBRE - en vímeo y en you tube -



EVOLUCIÓN PASADA DEL CUERPO VITAL DEL
HOMBRE

Capítulo I

La evolución del cuerpo vital y del Espíritu de Vida, siendo el primero su contraparte, se comenzó en el Segundo Período, o solar, de los Siete grandes Días de Manifestación. Desde entonces el cuerpo vital fue reconstruido y alcanzará la Perfección en el Período de Júpiter. Más adelante la humanidad no lo necesitará; sin embargo la quintaesencia de este vehículo se conservará.
El Espíritu de Vida y el cuerpo vital iniciaron su evolución en el Período Solar y en consecuencia el Hijo se hizo cargo especialmente de aquellos.
Los Señores de la Llama habían dado anteriormente el germen del cuerpo denso y, en la primera mitad de la Revolución de Saturno del Período Solar, tuvieron que hacer algunas mejoras en él.
En el Período Solar se comenzó la formación del cuerpo vital, con todas las cualidades consiguientes de asimilación, crecimiento, propagación, glándulas, etc.
Los Señores de la Llama incorporaron al germen del cuerpo denso únicamente la capacidad de desarrollar los órganos de los sentidos. En el intervalo que estamos considerando se hizo necesario cambiar el germen de tal manera que permitiera su interpenetración por un cuerpo vital y la capacidad de desarrollar glándulas y un canal alimenticio. Esto se efectuó por la acción conjunta de los Señores de la Llama que proporcionaron el germen original, y los señores de la Sabiduría, que se hicieron cargo de la evolución material en el Período Solar.
Cuando los Señores de la Llama y los Señores de la Sabiduría, en la Revolución de Saturno del Período Solar, hubieron reconstruido conjuntamente el cuerpo denso en germen, los señores de la Sabiduría, en la segunda Revolución, iniciaron el trabajo correspondiente en realidad al Período Solar, irradiando de sus propios cuerpos el germen del cuerpo vital, haciéndolo así capaz de interpenetrar al cuerpo denso y dándole al germen la capacidad para ulterior crecimiento y propagación, excitando los centros de los sentidos del cuerpo denso y obligándolo a moverse. En una palabra, aquellos proporcionaron, en germen, al cuerpo vital todas las facultades que se están ahora desarrollando para convertirlo en un instrumento flexible para uso del Espíritu.
Debemos hacer notar que como la primera Revolución, o de Saturno, de cualquier período está relacionada con el trabajo del cuerpo denso (porque comenzó en una primera Revolución) así la segunda, o Revolución Solar, de cualquier período, está relacionada con el mejoramiento del cuerpo vital, que comenzó en una segunda Revolución.
Puede decirse que, en el Período solar, el hombre atravesó la existencia vegetal. Tenía un cuerpo denso y un cuerpo vital, como lo tienen las plantas y su conciencia, como la de éstas, era de sueño sin ensueños.
Así que hubo dos clases o reinos en el Período Solar; la de los rezagados del Período de Saturno, que eran minerales aún, y los adelantados del Período de Saturno, que ya podían recibir el germen del cuerpo vital y hacerse análogos a las plantas.
A mediados de la Séptima Revolución del Período Solar, los señores de la Sabiduría se hicieron cargo del espíritu de Vida en germen, dado por los Querubines en la sexta Revolución del Período Solar. Hicieron esto con el objeto de conexionarlo al espíritu Divino. Su mayor grado de actividad en esta labor se desplegó en la Noche Cósmica, que se produjo entre los Períodos Solar y Lunar. Al alborear el Período Lunar, cuando la oleada de vida partió para su nuevo peregrinaje, reaparecieron los Señores de la Sabiduría, trayendo consigo los vehículos germinales del hombre en embrión. En la primera Revolución, o de Saturno del Período Lunar, aquellos cooperaron con los “Señores de la Individualidad”, que se hicieron cargo especialmente de la revolución material del Período Lunar, y juntos reconstruyeron el germen del cuerpo denso, traído desde el Período Solar. Este germen había desarrollado órganos embrionarios de los sentidos, órganos digestivos, glándulas, etc., y fue interpenetrado por un cuerpo vital germinal que difundió cierto grado de vida en el denso cuerpo embrionario. Por supuesto, éste no era sólido y visible tal como lo es ahora, aunque hasta cierto punto estaba un tanto organizado y era perfectamente visible y distinto para la vista clarividente y desarrollada del investigador competente, que estudia la memoria de la Naturaleza para conocer ese lejanísimo pasado.
En la segunda revolución, o Solar del Período Lunar, el cuerpo vital fue modificado con objeto de darle la capacidad de ser interpenetrado por un cuerpo de deseos, así como también para que pudiera acomodarse por sí mismo al sistema nervioso, muscular, óseo, etc. Los señores de la sabiduría que fueron los originadores del cuerpo vital, también ayudaron a los Señores de la Individualidad en este trabajo.
En la sexta Revolución del Período Lunar, los Querubines reaparecieron y vivificaron al Espíritu de Vida de aquellos que habían quedado atrás en el Período Solar, pero que desde entonces habían alcanzado el grado de desarrollo necesario, y también lo vivificaron en aquellos rezagados del Período Solar que no habían desarrollado el cuerpo vital durante su existencia vegetal en el Período Lunar.
Los adelantados de la nueva Oleada de vida habían estado atravesando un grado inferior de existencia vegetal; sin embargo, la mayoría de ellos, habían desarrollado el cuerpo vital lo suficiente, como para permitir el despertar del Espíritu de vida.
Así que los tres últimos poseían los mismos vehículos al principio del Período Terrestre, aunque únicamente los dos nombrados primero pertenecen a nuestra oleada de vida, y tienen la posibilidad aún de sobrepasarnos, si pasan el punto crítico que tendrá lugar en la próxima revolución del Período Terrestre. Los que no puedan pasar ese punto quedarán detenidos hasta que alguna evolución futura llegue al grado en el que puedan unirse a ella y proseguir su desarrollo en un nuevo período humano. Serán excluidos y no podrán seguir con nuestra humanidad, porque ésta se habrá desarrollado dejándolos tan lejos, que serían una verdadera traba para el progreso nuestro si tuviéramos que hacernos cargo de ellos. No serán destruidos, sino que quedarán solamente a la espera de otro período evolutivo.
Al final del Período Lunar, esas clases poseían los vehículos indicados en el diagrama 10 del Concepto Rosacruz del Cosmos, y con ellos partieron al principio del período Terrestre. Durante el tiempo transcurrido desde entonces, el reino humano ha estado desenvolviendo el eslabón de la mente y ha alcanzado en consecuencia la plena conciencia de vigilia. Los animales han obtenido un cuerpo de deseos; las plantas un cuerpo vital; los rezagados de la oleada de vida que comenzó su evolución en el Período Lunar, han escapado a la dura y pesada condición pétrea y ahora sus cuerpos densos los componen nuestras tierras blandas y suaves, en tanto que la oleada de vida que comenzó su evolución aquí, en el Período Terrestre, forma las rocas y piedras más duras.
Vemos pues que al terminar el Período Lunar el hombre poseía un cuerpo triple en distintos grados de desarrollo, así como también el germen del triple espíritu. El hombre tenía un cuerpo denso, vital y de deseos y el Espíritu Divino, de Vida y Humano. Le faltaba el eslabón para conexionarlos.
Otra jerarquía creadora cuidó especialmente de los tres gérmenes del cuerpo denso, vital y de deseos, conforme evolucionaba. Aquella fue la que, bajo la dirección de otras Órdenes más elevadas, hizo el trabajo principal en esos cuerpos empleando la vida evolucionante como una especie de instrumento. Esta Jerarquía es llamada “Señores de la Forma”. Y habían ya evolucionado tanto, que pudieron tomar a su cargo el tercer aspecto del Espíritu del hombre –Espíritu Humano- en el próximo Período: El Terrestre.
Examinemos pues el asunto para ver lo que se puede esperar de aquel quien dice ser un Maestro.
Para eso debemos antes de todo preguntarnos: ¿Qué objeto tiene la existencia en el universo material?. Podemos contestar a esta pregunta diciendo que es la evolución de la conciencia. Durante el Período de Saturno, cuando éramos similares a los minerales actuales, nuestra conciencia era análoga a la de un médium expulsado de su cuerpo por Espíritus del Mundo de Deseos durante una sesión de materialización, cuando una buena parte de los éteres que componen el cuerpo vital ya haya sido expulsada. Entonces el cuerpo físico está sumido en un trance profundo. En el Período – Solar, cuando éramos semejantes a los vegetales actuales, nuestra conciencia era de sueño sin ensueños, como sucede cuando el cuerpo de deseos, la mente y el espíritu han salido, dejando sobre el lecho el cuerpo físico y vital. En el Período Lunar, hemos tenido una conciencia pictórica, como la del sueño con ensueños, cuando el cuerpo de deseos se aleja solo parcialmente del vehículo denso y del cuerpo vital. Aquí, en el Período Terrestre nuestra conciencia se dilató para ver las cosas fuera de nosotros, lo que se consiguió colocando todos nuestros vehículos en una posición concéntrica, como sucede en nuestro estado de vigilia.
El Período Terrestre es preeminentemente el Período de la Forma, porque aquí es donde la forma, o la parte material de la evolución esta en su grado más elevado y su estado más pronunciado. Aquí es donde el Espíritu está más desamparado y cohibido y la forma es el factor más dominante, y de aquí el predominio de los Señores de la Forma.
Durante esta revolución (la segunda o la revolución Solar del Período Terrestre) se reconstruyó el cuerpo vital con el objeto de acomodarlo a la mente germinal. El cuerpo vital tomó una forma más parecida al cuerpo denso, de manera que se encontrará en las condiciones necesarias para poder ser empleado como el más denso vehículo durante el Período Júpiter, cuando el cuerpo denso se haya espiritualizado.
Los Ángeles, que eran la humanidad del Período Lunar, fueron ayudados por los Señores de la Forma en su reconstrucción. La organización del cuerpo vital, es ahora en su eficacia, el más próximo al cuerpo denso. Algunos que han escrito sobre este asunto, afirman que sólo es un eslabón, y sostienen que no es más que el molde del cuerpo denso, y no un vehículo separado.
Si bien no deseamos criticarlos, y si bien admitimos también que esa afirmación parece ser
justificada por el hecho de que el hombre en su estado actual de evolución no puede ordinariamente emplear su cuerpo vital como un vehículo independiente –porque siempre permanece con el cuerpo denso, y extraerlo de él en total causaría la muerte de éste- sin embargo hubo un tiempo en el que no estaba tan firmemente incorporado con el último, como veremos muy pronto.
Durante esas Épocas de la historia de la Tierra, ya mencionadas, que han sido llamadas Lemúrica y Atlante- el hombre era un clarividente involuntario y precisamente la falta de conexión entre el cuerpo denso y el vital era lo que producía este fenómeno. (Los Iniciadores de ese tiempo ayudaban al candidato a perder esa conexión aún más, como en un clarividente voluntario.)
Desde entonces el cuerpo vital se entretejió mucho más firmemente con el cuerpo denso en la mayoría de los hombres, pero en los sensitivos la conexión es floja. Esa falta de conexión es lo que constituye la diferencia entre el psíquico y el hombre corriente, que está inconsciente de todo lo que no sean vibraciones captadas por sus cinco sentidos Todos los seres humanos tienen que pasar a través de este período de estrecha conexión de los vehículos y experimentar la consiguiente limitación de conciencia. Hay, por lo tanto, dos clases de sensitivos: los que aún no se han sumergido firmemente en la materia como por ejemplo, la mayoría de los hindúes, los aborígenes americanos, etc., que poseen cierto grado de clarividencia o que son sensibles a los sonidos de la Naturaleza, y aquellos que van a la vanguardia de la evolución. Estos últimos, están surgiendo del pináculo de la materialidad, y pueden dividirse en dos clases, una de las cuales se desarrolla de una manera pasiva, sin energía y voluntad. Por medio de la ayuda de otros, ellos vuelven a despertar el plexo solar, u otros órganos relacionados con el sistema nervioso involuntario. Por lo tanto son clarividentes involuntarios, médiums que no tienen gobierno alguno sobre su facultad. Han retrocedido. La otra clase está compuesta por los que voluntariamente desarrollan los poderes vibratorios de los órganos relacionados actualmente con el sistema nervioso voluntario y de esta manera se convierten en ocultistas desarrollados que dominan sus propios cuerpos y ejercen la facultad de la clarividencia a voluntad. Se los denomina clarividentes voluntarios o desarrollados.
En el Período de Júpiter el hombre funcionará en su cuerpo vital, de la misma manera que funciona ahora en su cuerpo denso; como ningún desarrollo es súbito en la Naturaleza, el proceso de separar los dos cuerpos ha comenzado ya. El cuerpo vital alcanzará un grado mucho mayor de eficiencia que el que tiene actualmente el cuerpo denso. Como que es un vehículo mucho más flexible, el Espíritu podrá, entonces, usarlo de una manera imposible de realizar con nuestro vehículo denso, actual.
El cuerpo vital fue comenzado en la segunda Revolución del Período Solar, fue reconstruido en el Período Lunar y Terrestre y alcanzará la perfección en e Período de Júpiter, que será su cuarto estado, así como el Período Terrestre es el cuarto estado para el cuerpo denso.
La Naturaleza no malgasta nada. En el Período de Júpiter las fuerzas del cuerpo denso serán superimpuestas sobre el cuerpo vital completado. Ese vehículo poseerá entonces los poderes del cuerpo denso además de sus propias facultades y será por lo tanto un instrumento mucho más útil para la expresión del triple Espíritu, que si estuviera constituido por sus solas fuerzas únicamente.
Similarmente, el Globo D de Período de Venus está situado en el Mundo del Deseo, y allí no podría emplearse ni un cuerpo vital, ni un denso como instrumento de conciencia. En consecuencia, las esencias de los cuerpos vital y denso perfeccionados serán incorporados en ese Período al completo cuerpo de deseos, convirtiéndose así el último en un vehículo de cualidades trascendentales, maravillosamente adaptado y sensibilísimo al menor deseo del Espíritu interno, que debido a nuestras presentes limitaciones, está más allá de nuestra más elevada concepción.
Aun así, la eficiencia de ese espléndido vehículo será transcendida cuando en el Período de Vulcano su esencia, junto con las de los vehículos vital y denso, se agreguen al cuerpo mental, que se convertirá en la más elevada expresión de los vehículos humanos, conteniendo en sí mismo la quintaesencia de lo mejor que había en sus vehículos. Si el vehículo del Período de Venus está tan allá de nuestra comprensión actual; ¡cuánto más no lo estará el vehículo que estará al servicio de los divinos seres del Período de Vulcano!

del libro "El Cuerpo Vital", de Max Heindel
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DURANTE ÉPOCAS - en vímeo y en you tube -


Capítulo II


Las Épocas polar, Hiperbórea, Lemúrica y Atlante son recapitulaciones de las etapas que atravesaron los Espíritus Virginales y, por consiguiente, el cuerpo vital se modificó durante esas épocas.

Cuando el hombre en la Época Polar apareció por primera vez sobre la tierra, el cuerpo denso fue el primer vehículo que se construyó y en la Época Hiperbórea fue vitalizado por la interpenetración del cuerpo vital. En aquél entonces el hombre era parecido a los Ángeles, macho-hembra, una completa unidad creadora, capaz de engendrar por sí mismo proyectando toda su fuerza creadora: el amor.


Cuando la Tierra surgió del Caos, se encontraba en la etapa rojo-oscuro que conocemos como Época Polar. Entonces la humanidad desarrolló primeramente un cuerpo denso que no era absolutamente, como nuestro cuerpo actual, por supuesto. Cuando el estado de la Tierra se volvió ígneo, en la Época Hiperbórea, entonces se agregó el cuerpo vital y el hombre se convirtió en algo similar a las plantas, esto es, tenía los mismos vehículos que tienen las plantas actualmente y también una conciencia similar, que -quizás pudiéramos mejor calificar de inconsciencia, parecida a la que tenemos durante el sueño sin ensueños, cuando sólo los cuerpos vital y denso quedan en el lecho.

Los Señores de la Forma aparecieron en la Época Hiperbórea conjuntamente con los Ángeles (la humanidad del Período Lunar) y envolvieron la forma densa del hombre con un cuerpo vital.

Como la Época Polar era realmente una recapitulación del Período de Saturno, puede decirse que durante ese tiempo el hombre pasó a través del estado mineral; tenía el mismo vehículo -el cuerpo denso- y una conciencia semejante a la del estado de trance. Por razones análogas, atravesó el estado vegetal durante la Época Hiperbórea, pues el hombre tenía entonces un cuerpo denso y uno vital y su conciencia era semejante a la del sueño sin ensueños.

Absorbiendo los cristaloides preparados por los vegetales, el ser humano desarrolló un cuerpo vital en la Época Hiperbórea y se convirtió en algo similar a las plantas, tanto por su constitución como por su naturaleza, pues vivía sin hacer esfuerzo alguno y tan inconscientemente como las plantas.

En la segunda o Época Hiperbórea, se agregó un cuerpo vital de éter; entonces el hombre -en desarrollo ya poseía un cuerpo constituido como aquel de las plantas actuales. Caín, el hombre de esa época, es representado como un agricultor; sus alimentos provenían de los vegetales únicamente, en razón de que las plantas contienen la cantidad mayor de éter entre todos los sólidos.
Se describe a Caín como un agricultor. Él simboliza el hombre de la segunda Época. Tenía un cuerpo vital análogo al de las plantas que lo sostenía.

En la segunda o Época Hiperbórea, Dios dijo: "Hágase la Luz", el calor se convirtió en una masa ígnea luminosa semejante a la del Período Solar y el cuerpo denso humano se encerró en un cuerpo vital flotando de aquí para allá sobre la Tierra ignescente, como una cosa grande en forma de saco o bolsa. El hombre era entonces análogo al vegetal porque tenía los mismos vehículos que tienen las plantas actuales y los Ángeles eran sus auxiliares en la organización de su cuerpo vital, como lo son en nuestros días.

Esto puede parecer una anomalía, pues los Ángeles son la humanidad del Período Lunar, en el que obtuvo el hombre su cuerpo de deseos. Pero no es así, porque únicamente en el Período Lunar la Tierra evolucionante se condensó en éter, tal como el que ahora forma nuestro cuerpo vital y la humanidad (los Ángeles actuales) aprendió allí entonces a construir sus cuerpos más densos con materia etérica, así como nosotros estamos aprendiendo a formar los nuestros con los sólidos, líquidos y gases de la Región Química. Y se hicieron muy expertos en la construcción de esos cuerpos, así como lo seremos nosotros en estructurar un cuerpo denso cuando finalice el período Terrestre.

En la Época Polar el hombre tenía solamente un cuerpo denso, pobremente organizado; de ahí que estuviera inconsciente e inmóvil como los minerales, que ahora están constituidos así. En la Época Hiperbórea su cuerpo denso quedó envuelto en un cuerpo vital y el Espíritu se cernía fuera. Los efectos de tal naturaleza pueden observarse en los vegetales, que están ahora constituidos análogamente.
En ellos vemos repetición constante, formación de tallos y hojas hacia arriba en sucesión alternada, lo que seguiría produciéndose ad infinitum de no haber otra influencia. Pero como la planta no tiene cuerpo de deseos separado, el cuerpo de deseos de la Tierra, el Mundo del Deseo, endurece al vegetal y frena su intenso crecimiento en cierta medida. La fuerza creadora que no puede encontrar expresión haciendo crecer a una planta particular, busca otra salida: forma la flor y se acumula en la simiente, para que pueda crecer otra vez en una nueva planta.

En la Época Hiperbórea, en la que el hombre se encontraba en parecidas condiciones, su cuerpo vital lo hacía crecer hasta alcanzar un tamaño enorme. El Mundo del Deseo al obrar sobre él, le hacía echar unas simientes semejantes a esporas, que o bien eran apropiadas por otros Egos humanos o eran empleadas por los espíritus de la Naturaleza para formar los cuerpos animales que comenzaban a emerger del Caos. (La oleada de vida superior es la que emerge primera al principio de un período y es la última que va al Caos; las siguientes oleadas de vida -animal, vegetal y mineral- surgen más tarde y se van más pronto).

De esa manera, en la Época hiperbórea, cuando el hombre era análogo a los vegetales en
constitución, su cuerpo vital formaba vértebra tras vértebra y hubiera seguido así si no se le hubiera dado un cuerpo de deseos en la Época Lemúrica. Ese cuerpo comenzó a endurecer la estructura y a dominar la tendencia a crecer, siendo el resultado de esto el cráneo, la flor que se encuentra al final del tallo de la columna espinal que comenzó entonces a formarse.
Obstaculizada en sus esfuerzos para construir una forma más grande, se hizo necesario que la fuerza creadora del cuerpo vital buscara otra salida por al cual pudiera seguir creciendo hacia arriba en otro ser humano. Entonces el hombre se hizo hermafrodita, capaz de generar un nuevo cuerpo de sí mismo.

Entonces llegamos a la segunda, o Época Hiperbórea, cuando el hombre poseía un cuerpo denso y un cuerpo vital; era similar en constitucióna a la planta. Se alimentaba de vegetales y se habla de Caín como de un agricultor. Inmediatamente después tenemos la Época Lemúrica, cuando el hombre ya tenía un cuerpo de deseos, es decir, él poseía tres vehículos, igual como los animales.

Entonces llegamos a la etapa, cuando el hombre necesita alimentos para mantener sus tres cuerpos.
Los obtiene de animales vivientes y se dice que Abel era un pastor.
Cuando el ser humano adquirió su cuerpo vital en la Época Hiperbórea, el Sol, la Luna y la Tierra estaban aún unidos y las fuerzas solares-lunares penetraban en cada ser en la misma medida, de modo que todos podían perpetuar su especie por brotes y esporas, igual como lo hacen las plantas actuales. Los esfuerzos del cuerpo vital para ablandar el vehículo denso y mantenerlo vivo, entonces no eran contrarrestados y esos cuerpos primitivos, parecidos a las plantas, vivían siglos. Pero como el hombre era inconsciente e inmóvil a la manera de las plantas, no hacía ningún esfuerzo, le faltaba ímpetu. La inclusión de un cuerpo de deseos agregó estímulo y deseos y la conciencia surgió como resultado del estado de guerra entre el cuerpo vital que construye y el cuerpo de deseos que destruye al cuerpo denso.

Entonces, la disolución ya solo era una cuestión de tiempo, sobre todo en razón de que la fuerza creadora era también dividida, pues una parte, o polo, servía para las funciones vitales del cuerpo y el otro para reemplazar el vehículo perdido por la muerte. Pero como dos polos de un magneto o dínamo son requeridos imprescindibles para la manifestación, asimismo dos seres de distinto sexo son imprescindibles para la generación; entonces para contrarrestar la muerte se instituyó el casamiento y el hombre empezó a nacer. La Muerte es el precio que pagamos para nuestra conciencia en este mundo. El casamiento y los nacimientos repetidos son nuestras armas contra el terror más grande de la humanidad -la Muerte- hasta que se cambie nuestra constitución y nos convirtamos en Ángeles.

Los vehículos superiores de los atlantes primitivos, no estaban en posición concéntrica con relación al cuerpo denso, como lo están los nuestros. El Espíritu no era aún del todo un Espíritu interno; estaba parcialmente al exterior y, por lo tanto, no podía dominarlos tan facilmente como cuando está completamente dentro. La cabeza del cuerpo vital estaba fuera y se mantenía mucho más arriba que la del cuerpo físico. Hay un punto entre las cejas a una media pulgada bajo el cutis que tiene un punto correspondiente en el cuerpo vital. Ese punto no es el cuerpo pituitario que está mucho más adentro de la cabeza del cuerpo denso. Puede llamarse la "raíz de la nariz". Cuando esos dos puntos del cuerpo vital y del físico se ponen en correspondencia, como sucede en el hombre acutal, el clarividente los ve como una manchita negra, o mejor dicho, como un espacio vacío, semejante a la
parte invisible de la llama del gas. Éste es el asiento del Espíritu interno del hombre, el Santuario de los Santuarios (Sancta Sanctorum) del templo del cuerpo humano, cerrado para todo lo que no sea el Espíritu morador del hombre, el Ego, cuyo hogar es. El clarividente desarrollado puede ver con mayor o menor claridad, de acuerdo con su capacidad y ejercitamiento, todos los dirferentes cuerpos que forman el aura humana. Únicamente ese punto, ese sitio, está oculto para él. Esto es la "Isis" cuyo velo nadie puede levantar. Ni aún el ser más evolucionado puede quitar el velo al Ego de la más humilde o menos desarrollada criatura. Eso y únicamente eso, sobre la tierra es tan sagrado que está completamente a salvo de toda intrusión.
Esos dos puntos de los que acabamos de hablar -uno en el cuerpo denso y su contraparte en el cuerpo vital- estaban muy separados en el hombre de los primitivos tiempos de la Atlántida, como lo está en los animales actuales. La cabeza del cuerpo vital del caballo está muy separada de la de su cuerpo denso. Esos dos puntos están más próximos en el perro que en cualquier otro animal, salvo quizás en el elefante. Si llegan a juntarse se da el caso de animales prodigios, que pueden contar, deletrear, etc.

Debido a la distancia entre esos dos puntos, el poder de percepción del atlante era mucho más agudo en los mundos internos que en el mundo Físico, obscurecido además por esa atmósfera de neblina densa y pesada. Con el tiempo, sin embargo, la atmósfera se fue haciendo gradualmente más clara; al mismo tiempo que el punto citado en el cuerpo vital se fue acercando poco a poco al punto correspondiente del cuerpo denso. Conforme se iban aproximando, el hombre iba perdiendo su contacto con los mundos internos, haciéndose estos más oscuros conforme el físico se aclaraba.

Finalmente, en el último tercio de la Época Atlante, el punto del cuerpo vital se unió al del cuerpo físico correspondiente. Hasta ese momento no estaba el hombre plenamente consiente del Mundo Físico; pero al mismo tiempo que se obtuvo la plena visión y percepción en el Mundo físico, se perdió gradualmente la capacidad de percibir los mundos superiores, en la mayoría de la humanidad.

En el transcurso de la existencia de esta Raza (los Semitas Originales), la atmósfera de la Atlántida comenzó a aclararse definitivamente y el punto ya mencionado del cuerpo vital se puso en correspondencia con su compañero del cuerpo denso. La combinación de los sucedios dio al hombre la capacidad de ver los objetos con claridad y nitidez, con contornos bien definidos; pero esto también provocó la pérdida de su visión de los mundos internos.
Durante las edades que transcurrieron desde la Época Lemúrica, la humanidad desarrolló poco a poco el mismo nervioso cerebro espinal, sistema que está bajo el dominio de la voluntad. En la última parte de la Época Atlante, dicho sistema se desarrolló lo bastante como para permitir al Ego tomar plena posesión del cuerpo denso. Entonces fue el momento (como ya lo hemos mencionado) cuando el punto del cuerpo vital y el punto del cuepo denso se correspondieron en la raíz de la nariz y el Espíritu morador se despertó en el Mundo Físico para perder su conciencia en los mundos internos, lo que sucedió en la gran mayoría de la humanidad.

del libro "El Cuerpo Vital", de Max Heindel
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