martes, 23 de febrero de 2010

EFECTO DE LAS ORACIONES, DE LOS RITUALES Y DE LOS EJERCICIOS - en vímeo y en you tube -


Capítulo XI

EFECTO DE LAS ORACIONES, DE LOS RITUALES Y DE LOS
EJERCICIOS

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La oración, los rituales y los ejercicios tienen mucho valor en la espiritualización del cuerpo vital.

Si, por la oración continua, obtenemos el perdón y olvido de las injurias que hayamos hecho a otros, y si tratamos de hacer toda la restitución posible, purificamos nuestros cuerpos vitales olvidando y perdonando a aquellos que han obrado mal con nosotros, eliminando así todos los malos sentimientos y salvándonos de los sufrimientos post-mortem, además de preparar el camino para la Fraternidad Universal, que depende muy especialmente de la victoria del cuerpo vital sobre el cuerpo de deseos. El cuerpo de deseos imprime en forma de memoria, sobre el cuerpo vital la idea de la venganza. Un temperamento ecuánime en medio de las incomodidades y molestias de la vida, indica que se ha obtenido esa victoria, y por consiguiente, el aspirante debe cultivar el control de su temperamento, puesto que tiene un efecto sobre ambos cuerpos. La Oración del Señor (El Padrenuestro), comprende esto también, porque cuando vemos que estamos injuriando a otros, miramos en torno nuestro y tratamos de encontrar la causa. Perder el dominio de sí es una de las causas, la que es originada por el cuerpo de deseos.

La mayoría de los hombres dejan la vida física con el mismo temperamento con que vinieron a ella, pero el aspirante debe conquistar sistemáticamente todos los arrebatos del cuerpo de deseos y asumir su propio dominio. Esto puede efectuarse por la concentración sobre elevados ideales, lo que vigoriza al cuerpo vital, y es mucho más eficaz que las oraciones de la Iglesia. El ocultista científico emplea la concentración con preferencia a la oración, porque la primera se realiza con ayuda de la mente, que es fría e insensible, mientras que la oración está dictada generalmente por la emoción.
Cuando es dictada por una devoción pura e impersonal hacia elevados ideales, la oración es muy superior a la fría concentración. Nunca podrá ser fría, porque es mantenida sobre las alas del Amor, la efusión del místico hacia la Deidad.

El próximo aspecto más elevado, el Espíritu de Vida, ruega a su contraparte, el Hijo, por su equivalente en la naturaleza inferior, el cuerpo vital, diciendo: "Perdónanos nuestras deudas así como nosotros perdonamos a nuestros deudores".

La oración que se refiere a las necesidades del cuerpo vital es: "Perdónanos nuestras deudas, así como nosotros perdonamos a nuestros deudores".

El cuerpo vital es el asiento de la memoria. En él están archivados los registros subconscientes de todos los acontecimientos pasados, buenos o malos, incluyendo toda injuria hecha a otros, así los beneficios hechos o recibidos. Debemos tener en cuenta que esos recuerdos de la vida se toman de esos cuadros inmediatamente después de abandonar el cuerpo denso al morir, y que todos los sufrimientos de la existencia port-mortem son los resultados de los acontecimientos plasmados en esas imágenes.

Siendo el cuerpo vital, el archivo del panorama de la vida, nuestros propios pecados y el mal que hemos sufrido de manos ajenas están registrados en él, y de ahí que la quinta oración, "Perdónanos nuestras deudas, así como nosotros perdonamos a nuestros deudores", indica las necesidades del cuerpo vital. Se debe recordar que esta oración enseña la doctrina del perdón de los pecados en las palabras, perdónanos, y la Ley de Consecuencia en las palabras, así como nosotros perdonamos, siendo así nuestra propia actitud para con los demás la medida de nuestra emancipación.

La oración Rosacruz es el tipo de súplica que eleva y ennoblece, y en la medida que el hombre o la mujer cultivan esa actitud en la mente y mantienen esas ideales aspiraciones, eleva los dos éteres superiores fuera del cuerpo vital. Las iglesias dicen: "Ore, ore y ore", lo que está de acuerdo con la enseñanza oculta, porque de esa manera se obra en el cuerpo vital, por la constante repetición de elevadas aspiraciones.

Esto es como ocurren las cosas, teniendo solo un cuerpo vital; entones si queremos obrar sobre el mismo debemos hacerlo por el método de la repetición constante. Tenemos presentes en nuestro cuerpo vital los cuatro éteres, y los dos éteres inferiores, cuidan especialmente de las funciones físicas como lo mencionamos en la conferencia Visión y Percepción Espiritual. Hemos explicado también que los dos éteres superiores deben extraerse cuando deseamos funcionar en los mundos superiores, y este impacto repetido hace posible la separación entre los éteres inferiores y superiores. Para esto, las iglesias son todavía factores de desarrollo espiritual, porque aconsejan al devoto que debe rezar sin cesar. Pero nuestras oraciones no deben ser egoístas, debemos orar con pensamientos, en armonía con el Bien Universal. Si rezamos para que llueva y nuestro vecino lo hace para que el tiempo sea seco, entonces se produciría el caos, si nuestras oraciones fueran escuchadas. No debemos imaginarnos tampoco que se puede pactar con Dios, lo que parecería ser la idea de algunos que gritan más que otros durante las reuniones de carácter religioso. No obstante existe cierta disposición espiritual para el logro, que el místico bien conoce, cuando entra en la soledad de su aposento.

La ley es un freno para nuestra naturaleza emocional y nuestros deseos, pero cuando se quiere lograr un adelanto oculto o más bien espiritual, entonces se debe llevar a cabo la espiritualización de nuestro cuerpo vital. Y esto se obtiene a través de las artes y de la religión por medio de impactos repetidos, pues la nota clave del cuerpo vital es la repetición, como lo podemos notar observando a las plantas, que tienen únicamente un cuerpo denso y un cuerpo vital. En ellas el tronco y las hojas se suceden hacia arriba en alternada sucesión. Y es el cuerpo vital que construyó las vértebras de la espina dorsal humana, por repetición constante, una tras otra; y la memoria, por ejemplo, que es una de las facultades del cuerpo vital, se fortifica y se desarrolla por la constante repetición.

Cuando los Protestantes salieron de la Iglesia Católica, es cierto que dejaron atrás muchos abusos, pero también dejaron casi todas las cosas de valor. Así abandonaron el ritual, que todos pueden comprender sin tener en cuenta el talento del predicador. Conociendo el ritual, los laicos podían enviar sus pensamientos en la misma dirección que se dirigía el pensamiento del sacerdote que estaba leyendo y de este modo un enorme volumen de pensamiento idéntico formábase y se proyectaba sobre la comunidad, para el bien o para el mal.

Los que van a una Iglesia Católica y comprenden el ritual, aun en nuestros días pueden unir sus pensamientos en un cónclave espiritual y tener presente en la memoria lo que se ha oficiado. Así cada vez espiritualizan un poquito más su cuerpo vital, mientras que en la Iglesia Protestante se afecta sólo la naturaleza emocional de sus miembros y el efecto no es duradero. La Biblia nos dice de orar sin cesar, y muchos se han burlado de este mandamiento diciendo que si Dios es omnisciente, Él conoce todas nuestras necesidades sin nuestra oración y si no lo es, probablemente no podría ser omnipotente, y por lo tanto no contesta nuestras oraciones y entonces no vale la pena de orar. Pero este mandamiento fue emitido con el conocimiento perfecto de la naturaleza del cuerpo vital, que requiere la repetición a fin de espiritualizarse.
Sin embargo, antes de que un ritual pueda producir su pleno efecto, los que quieren aprovecharlo para su crecimiento anímico, deben afinarse a ese ritual. Deben por lo tanto actuar sobre sus cuerpos vitales, mientras esos vehículos están en vías de formación.

Es de conocimiento oculto que el nacimiento es un suceso cuádruple, y que el nacimiento del cuerpo físico es solamente una etapa del proceso. También el cuerpo vital experimenta un desarrollo análogo al crecimiento antenatal en la matriz del cuerpo denso y nace alrededor de los siete años.
Durante el segundo período de siete años madura el cuerpo de deseos, naciendo alrededor de los catorce años, cuando se alcanza la pubertad. La mente nace a los veintiún años, entonces comienza la edad madura para el hombre y la mujer.

Estos hechos ocultos son bien conocidos por la Jerarquía Católica y mientras los pastores
protestantes obran sobre la naturaleza emocional, la que está siempre buscando algo nuevo y sensacional, sin darse cuenta de la futilidad de la lucha y del hecho que precisamente es éste desenfrenado vehículo que echa a la gente fuera de la iglesia en busca de algo nuevo y más sensacional, sacerdotes católicos, con sus conocimientos ocultos, concentran sus esfuerzos sobre los niños. "Denos el niño antes de los siete años, y será nuestro para siempre", dicen ellos y tienen razón. Durante ese importante segundo período de siete años ellos impregnan los cuerpos vitales plásticos de los niños con sus ideas por medio de la repetición. Las oraciones que se repiten, el ritmo y la melodía de los diferentes cantos, el incienso, todo esto tiene un efecto poderoso sobre el cuerpo vital en crecimiento.

Así todos los esfuerzos para elevar a la humanidad obrando sobre el inestimable cuerpo de deseos son y siempre serán inútiles. Esto lo han reconocido las escuelas ocultas de todas las épocas y por lo tanto concentraron sus esfuerzos sobre el cuerpo vital, para cambiarlo por medio de su nota clave, que es la repetición. Con ese fin han escrito diferentes rituales apropiados para la humanidad en sus distintas etapas de desarrollo, promoviendo así el crecimiento del alma, de un modo lento pero seguro, sin tener en cuenta si el hombre sabía o no que se obraba sobre él de esa manera. El Antiguo Templo de Misterios Atlante, que nosotros llamamos el "Tabernáculo en el Desierto", tenía varios ritos prescriptos en la montaña por el divino jerarca que era su particular instructor. Algunos ritos se ejecutaban durante los días de la semana, y otros el Sábado. Había también ritos especiales para los
días de la nueva luna y para las grandes fiestas solares. Bajo pena de muerte era prohibido hacer cambios en el ritual, ni el primer sacerdote podía alterarlo.

Durante el sueño las corrientes del cuerpo de deseos fluyen y sus vórtices se mueven girando con enorme rapidez. Pero tan pronto como entra en el cuerpo denso, los mismos casi se detienen por la materia densa y por las corrientes nerviosas del cuerpo vital que traen y llevan mensajes del y al cerebro. El objeto de este ejercicio es calmar al cuerpo denso hasta el mismo grado de inercia e insensibilidad que adquiere durante el sueño, pero manteniendo el Espíritu dentro perfectamente despierto, alerta y consciente. De esta manera nos ponemos en condiciones tales que los órganos de los sentidos del cuerpo de deseos puedan comenzar a girar, dentro del cuerpo denso.

La concentración y la retrospección no darán resultados, a menos que sean siempre acompañados por actos de amor, pues el amor será la nota clave de la época venidera, así como la ley es la de la época actual. La expresión intensa del amor aumenta la fosforescencia luminosa y la densidad de los éteres de nuestros cuerpos vitales, y el torrente ígneo corta el lazo con el despojo mortal, y por lo tanto el hombre que nació una vez de las aguas al emerger de la antigua Atlántida, nace ahora del Espíritu en el reino de Dios. La fuerza dinámica de su amor ha abierto un camino al país de amor y no existen palabras para describir la gran alegría de los que ya están allí a la llegada de los nuevos
invasores, pues así cada vez se acerca más la venida de nuestro Señor, y el establecimiento definitivo de su Reino.

Es un axioma oculto que "todo desarrollo espiritual empieza en el cuerpo vital". Es el próximo al cuerpo físico por su densidad. Su nota clave es la repetición y es el vehículo de los hábitos, de ahí que resulta algo difícil cambiarlo o influirlo. Pero una vez que se produjo el cambio y se formó un hábito por medio de la repetición, entonces su ejecución es automática hasta cierto punto.Este rasgo es bueno y malo a la vez respecto a la oración, pues la impresión grabada en los éteres del cuerpo vital impelerá al aspirante a efectuar fielmente sus oraciones a horas fijas, aún en caso de perder todo interés en sus ejercicios, convirtiendo así sus rezos en simples formalidades. Si no fuera por esa tendencia del cuerpo vital de formar hábitos, el aspirante no se daría cuenta del peligro cuando comienza a decaer la verdadera devoción, y entonces le es más fácil reparar el daño y mantenerse
sobre el Sendero. Por consiguiente el aspirante debería examinarse de vez en cuando para ver si todavía posee las alas y el poder para elevarse con ellos pronto y seguro a su Padre en los Cielos.

Las alas son dos en número: se llaman Amor y Aspiración. El poder irresistible que las impele es el intenso fervor. Sin aquellos y una comprensión inteligente de como se debe hacer la invocación, la oración es sólo un balbuceo; pero bien ejecutada es el más poderoso medio conocido para promover el crecimiento del alma.

Los átomos de los cuerpos de las razas retrógradas, vibran a un ritmo sumamente lento y cuando al transcurrir del tiempo alguno de esos rezagados se desarrolla a un punto, cuando ya es posible adelantarlo en el sendero de la perfección entonces hay que elevar el diapasón de sus vibraciones para liberar el cuerpo vital, nuestro instrumento de desarrollo oculto, en cierta medida, de la influencia amortece-dora de las átomos físicos. Este resultado se logra por medio de ejercicios respiratorios, los cuales con el tiempo aceleran las vibraciones de los átomos, permitiendo así que se efectúe el crecimiento espiritual necesario. Años pasados, cuando el autor empezó a andar sus primeros pasos en el Sendero, imbuido con la impaciencia que caracteriza a los ardientes aspirantes que buscan el conocimiento, leyó las instrucciones publicadas por el Swami Vivekananda, respecto
a los ejercicios respiratorios, y comenzó a practicarlos con el resultado que a los dos días el cuerpo vital, estaba afuera del físico. Esto produjo la sensación de caminar sobre el aire, sin poder poner los pies sobre la tierra firme, y todo el cuerpo parecía vibrar a un enorme diapasón. Entonces vino en ayuda el sentido común. El autor terminó con los ejercicios, pero pasaron dos semanas enteras antes de que volviera a la sensación normal de caminar sobre la tierra con paso firme y que cesaron las vibraciones anormales.

El cuerpo vital es como un espejo, o más bien, como una película de una cinta cinematográfica; refleja igualmente el mundo externo de acuerdo con nuestra facultad de observación y las ideas que brotan en nosotros del Espíritu interno de acuerdo con la claridad y el ejercita-miento de la mente.

La devoción y el discernimiento, o en otras palabras la emoción y el entendimiento, deciden nuestra actitud sobre esas imágenes y el equilibrio entre ambos conduce al desarrollo completo. Cuando han llegado a cierto punto de desarrollo, inevitablemente producen un proceso de purificación. El hombre comprenderá que para alcanzar la meta debe dejar a un lado todo cuanto obstaculice la rueda del progreso. A todo buen mecánico le agradan las buenas herramientas y trata de conservarlas en perfecto estado, pues sabe de cuanta utilidad le son en sus trabajos. Nuestros cuerpos son las herramientas del Espíritu y en proporción a lo obstaculizadas que se encuentren, impedirán también su manifestación. El discernimiento nos enseña qué es lo que obstaculiza y la devoción a la vida superior nos ayuda a eliminar los hábitos o rasgos de carácter no deseables, sobreponiéndonos al deseo.

del libro " El Cuerpo Vital", de Max Heindel

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